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Hace buen tiempo. No es lo usual.
Tras dejar en la parada del autobús a mi hijo, he paseado durante aproximadamente hora y cuarto. No me he levantado ni pesimista ni excesivamente optimista.
Me gusta, eso sí, caminar mientras escucho música. Y fijarme en la gente, en general.
Hoy me ha dado por observar los ojos de las personas y he visto la epidemia que nos rodea: mucha tristeza. Inexpresividad y tristeza. Sólo los niños tenían una mirada que la inexperiencia tan solo puede explicar.
A veces, el sufrimiento es inevitable, pero otras muchas veces deberíamos combatirlo activando las pupilas. Pestañear y darle energía a nuestros ojos, es, sin duda, un paso para ganar batallas. La guerra, es la vida. Y la vida pasa muy deprisa como para perder el tiempo siendo infelices.
Pues bien, de igual manera que enseñamos a los niños valores y comportamientos, de ellos podemos aprender en ese terreno. Porque, algo habrá que hacer. Es bueno contemplar sus ojos y copiarles la mirada, humedecer nuestra pupilas, refrescarlas, sacar la energía que tenemos a través de los ojos.
¿Hemos pestañeado? ¿Hemos sonreìdo? Si no es así, no sé a qué esperamos.
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1 comentario:
Caminar escuchando música es un placer. A ver si escribes más, Akton.
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